Envidia Social

Aquel que envidia no solo se lastima a sí mismo, sino que además se desenfoca de sus propias metas y sueños, por estar todo el tiempo pendiente de lo ajeno. Así, lentamente y sin darse cuenta, se va destruyendo interiormente con sentimientos como son el dolor, el enojo y la tristeza al alimentar la idea de que jamás logrará los que otros lograron.

Lo cierto es que aquellos que hoy gozan de un lugar de privilegio, sea en el ámbito que sea, han sido perseverantes y se han esforzado para alcanzar sus metas. En general, son personas que buscan constantemente superarse a sí mismos y mejorar con cada año que pasa, tal vez dedicando tiempo a sanarse interiormente y remover todo obstáculo en su camino o derribar toda puerta cerrada. 

Alguien con esta actitud jamás se detiene hasta lograr su cometido y cumplir su propósito en la vida. Sabe que las limitaciones solo están en la mente y que nadie puede robarle nada de lo que le pertenece. Y, sobre todo, es consciente de que la felicidad depende exclusivamente de él y de nadie más y que el éxito está siempre a la vuelta de la esquina.

Busquemos crecer a diario, sin competir con nadie ni compararnos con los demás.

No envidiemos. Admiremos a aquellos que no se detienen en la vida, sino que, por el contrario, avanzan a cada paso. Que cada logro ajeno sea para nosotros un motivo de inspiración y no de envidia, pues esta emoción no solamente produce amargura de carácter, sino que además puede enfermar nuestro cuerpo físico. Enfoquémonos en nuestros propios proyectos y planes y no habrá nada ni nadie que nos pueda detener o limitar.

La envidia de la buena no existe porque ya tiene nombre, se llama ADMIRACIÓN, así que en vez de decirle a otra persona te tengo envidia de la buena, mejor dile ¡Te admiro! La raíz de la envidia es la baja autoestima y detrás de ella suele estar otro defecto de carácter que es la pereza. Porque para poder tener todo lo que deseo hay que pagar el precio de ser mínimamente honestos y constantes y pocas personas están dispuestas hacerlo.

“Nunca pierdas de vista todo lo que la vida te ha regalado para ser feliz”

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