Amor al Emprender
Los proyectos se hacen realidad si los planificamos y los diseñamos mentalmente.
El trazarte metas tiene un efecto potente en nuestra mente y pone en acción todos los mecanismos internos y externos necesarios para hacer nuestros proyectos realidad.
Nuestra mente consciente es la responsable de los procesos intelectuales, la que razona, decide, juzga y calcula. El trabajo consciente de plasmar nuestros deseos en metas, que elaboramos primero mentalmente y luego las expresamos físicamente, escribiéndolas y haciendo visuales de ellas, establece un movimiento dinámico potente en la mente subconsciente, que es nuestro poder interno, responsable de manifestar físicamente lo que deseamos con intensidad.
Cuando emprendemos, queramos o no, nos convertimos en creados multidimensionales. La decisión central radica en quitarle, o no, sentimientos de amor propio a nuestras ideas.
Ese momento acontece cuando dejamos que “la realidad se imponga”, o que “la certeza que nos transmiten los datos” nos supere, para terminar respondiendo a “decisiones en frío”, dejando de lado una visión que negamos.
Si valoramos todo lo que somos, ¿Por qué no valorar todo lo que generamos? ¿Acaso piensas en el error? ¿En la probabilidad de generar algo con fallas? Pues te digo que de las fallas han surgido muchos emprendimientos importantes en esta vida.
Ninguna emprendedora que se enfoque con energía en su proyecto, va a dejar de lado la relación, amar lo que haces y vivirlo con coherencia.
Para lograrlo, apuesta a ti, por tu formación, por la relación entre lo que necesitas hacer para hacerlo realidad, como también el deseo de superarte y las ganas de nunca abandonar lo que con mucho esfuerzo generaste y hoy es una realidad.
El truco está en encontrar lo que amas, y hacerlo por el resto de tu vida.
«Llegar es el principio, mantenerse en el proceso es un reto, trabajar con constancia es llegar al éxito»