Reflexión de Vida
El triunfo de una mujer surge de las cenizas del error. Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón.
Aprender a convertir toda situación: difícil en un arma para luchar. No te quejes de tu vida, de tu soledad o de tu suerte, enfréntate con valor y acepta que, de una o de otra manera, son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar.
No te amargues con tu propio Fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o siempre seguirás, justificándote, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.
No olvides que la causa de tu presente, es tu pasado, como la causa de tu futuro, es tu presente. Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.
Comienza a ser sincera contigo misma, reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte. Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo, reconociéndote a ti misma, más libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque tú misma eres tu destino y nadie puede substituirte en la construcción de tu propio destino.
Acepta la responsabilidad de edificarte a ti misma y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote.
Tú eliges tu actitud, tú eliges si vas a luchar o vas a quejarte, tú eliges si vas a ser positiva o negativa, tú eliges si vas a ser optimista o pesimista, tú decides si vas a perseverar o a lamentarte. Solo tú haces esa elección. Solo tú. Y cada elección, cada decisión, cada instante, cada comportamiento en tu vida, te acerca un poquito más a la grandeza o te acerca un poquito más a la mediocridad. Esa es tu decisión final.
Este capítulo de mi vida se llama: Mi turno, y soy la protagonista, sin pedir permiso para lograr hacer mis sueños realidad .